Miércoles, 31 de Julio de 2024
El ingeniero Félix Ochoa arrancó a trabajar en 1961 en Gas del Estado, en el manejo de plantas, y desde hace algunos años en auditoría.
“Una vida variada, de amplio espectro. Como los antibióticos”, dice entre risas el ingeniero Félix Ochoa, quien ingresó en 1961 a la mítica Gas del Estado, con el fin de hacer el mantenimiento de las distintas plantas de butano y propano, ubicadas a lo largo y ancho del país. En una tarde café y té, este hombre que vive en Quilmes y disfruta de sus nietos, cuenta detalles de una vida al lado de las moléculas del propano y el butano.
Antes de ingresar a Gas del Estado, trabajó en una empresa que se dedicaba a diseñar sistemas de gas para grandes usuarios. La firma cerró y él, previsor, ya tenía algunos contactos para ingresar a la empresa pública.
Un día le hicieron la prueba técnica y el examen médico, que ambos dieron bien. Al otro día tenía que firmar el contrato de ingreso. Se presentó en el área de recursos humanos, donde lo esperaba un gris empleado, que, con desgano, le entregó una carpeta con 200 páginas de contrato y en la última había un pequeño espacio para firmar la conformidad. "Yo aprendí que se debe leer antes de firmar cualquier cosa. Así que amague a leerlo y el empleado de reojo, me cortó en seco: 'dale pibe, que si no firmas, no ingresas'. No estuvo mal, permanecí 32 años", recuerda.
Empezó, primero, en la Gerencia de Gas Licuado como técnico para el manejo de descarga (conexión y desconexión de mangueras en barcos y barcazas) de GLP. Pero antes de hacerse cargo de esa operatividad, hizo una breve experiencia en Planta Belgrano, donde recorrió cada uno de los puntos de trabajo: desde el despacho de camiones, hasta el envasado de cilindros y la recepción de propano o butano, tanto por ducto como por camión.
El ingeniero Ochoa, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), vivió el nacimiento y florecimiento del negocio del GLP envasado y a granel, desde el costado de la provisión por parte de Gas del Estado, que abastecía a esas casi 150 fraccionadoras que florecieron entre la década del '60 y hasta principio de los '90.
"El ingeniero Norberto Pérez, por ese entonces director de Gas del Estado, sabía que la producción de Campo Durán, en Salta, iba a lograr un excedente fenomenal de GLP. Por eso tuvo la brillante idea de quedarse con la operatoria a granel y de provisión y ceder, a los incipientes fraccionadores privados, el envasado de los cilindros de 10 kilos. Él entendía que ese segmento en manos del Estado, hubiese sido incontrolable. Fue una de las primeras privatizaciones del país", aclara.
La explosión de demanda de GLP en la década del 60 fue tan fuerte, qué hubo durante dos o tres años que importar producto desde la lejana Arabia Saudita, hasta puntos más cercanos como Chile, Brasil y Venezuela. El pico de importación fue de 500.000 toneladas, hasta que, finalmente, fue suplantada por la producción nacional.
“Mi tarea de entonces, era la de controlar la descarga de esos buques tanto en el Dock Sud, como en la refinería de La Plata –hace memoria-. Ese producto, luego era colocado en la Planta Belgrano, en Tablada, a través de dos propanoducto, uno de 32 y el otro de 50 kilómetros, respectivamente".
Los primeros años de Ochoa en Gas del Estado ofició como técnico, pero con una carrera en ingeniería avanzada y próximo a obtener el título, lo trasladaron a la oficina central en la calle Alsina al 1100, de Buenos Aires. “La idea era que trabajase como nexo con todas las plantas del país, para saber cuáles eran las necesidades respecto al mantenimiento y mejora, como así también diseñar un proyecto de alguna nueva planta”, indica.
Durante 32 años estuvo en Gas del Estado, esa universidad que formó profesionales y técnicos que luego continuaron su trabajo en las principales empresas privadas del país. "Había mucha conciencia respecto a lo que se realizaba. Y en cuanto a cómo era el ingeniero Pérez, era una persona que estaba en el detalle y en lo general. Por ejemplo, sin decir nada se acercaba a una planta. La recorría, miraba las instalaciones y preguntaba: `qué necesitan´. Ese era Pérez".
Las décadas del 60 y los 70 fueron décadas de auge del GLP envasado. Y en ese lapso el ingeniero Ochoa recorrió el país manteniendo y mejorando las plantas, ubicadas desde Salta hasta Tierra del Fuego. Incluso realizó el manejo de la primera descarga de GLP en barcaza en Uruguay, para la petrolera estatal ANCAP.
Con tantos años de experiencia en mantenimiento, mejora y proyección de plantas, fue uno de los impulsores en Gas del Estado de la Gerencia de Exportación de Tecnología. "La pensamos al modo de Gaz de France, qué es una empresa pública que avanza en otro país presentándose a licitaciones, y detrás de ella van las empresas contratistas o productoras para consolidar la presencia. Y así hicimos esa tarea. Nos presentamos en varias licitaciones internacionales de proyectos, y en algunos casos concretamos como fue la construcción de un gasoducto y una planta en Bolivia, por ejemplo".
Eso fue lo último que realizó en Gas del Estado, justo antes de 1993 cuando decidió su retiro. "Estuve tres años sin hablar ni hacer nada relacionado con el gas, pero un día volví al redil", dice risueño antes de darle un sorbo al té en uno de los salones de las oficinas de Audiconcer, la auditora que presta un espacio para la entrevista. A esta firma desde hace dos décadas la asesora en GLP y otros combustibles líquidos.
"Primero me llamaron de Bridas, que ahora es PAE Energy, para trabajar en la licitación e instalación de una producción de un pozo de gas y petróleo en Kazajistán, junto a una empresa rusa. “Fue una experiencia maravillosa hasta incluso aprendí a hablar algo de ruso, además de los otros idiomas que suelo hablar", dice.
Después, este hombre casado un 25 de abril de 1971 con Elida y con quién tuvo tres hijos, de los cuales los más grandes vivieron su niñez en la planta Dock Sud, organizó y dio cursos sobre operatividad y seguridad en plantas tanto en la Argentina, como en el Uruguay Venezuela Colombia, entre otros países.
"Un día hablando con el ingeniero Dellatorre, me contacta con Audiconser, y desde entonces estoy acá brindando toda esta experiencia y ayudando a la seguridad de todo el sistema".
La charla va llegando a su fin. Y el ingeniero Ochoa sabe que viene el momento de las fotos. Se acomoda, en distintos espacios. Se hace la tarea, y dice a modo de conclusión: "tal vez se escapan algunos recuerdos, pero todos esos los estoy escribiendo en las memorias".