Una vida laboral a favor del GLP

Viernes, 6 de Agosto de 2021

Jorge Gallegos, luego de 60 años en la industria del GLP de la Argentina, se retiró de la actividad; gerenciamiento de fraccionadoras y actividad gremial empresaria, marcaron su paso positivo por el sector.

 

Una vida al calor del mundo del gas y el GLP. Y si hablamos de vida, es hablar de un recorrido en que el azar, en una gran parte, nos lleva hasta los destinos inimaginados. Tal vez, éste fue el recorrido que dio en el remoto año del 1961 Jorge Gallegos, cuando ingresó como dibujante en la antigua Gas del Estado; luego fue uno de los responsables de la mítica fraccionadora Argon, pasando como ejecutivo de Total Gaz y cerrando su vida laboral en la Administradora de Centros de Canje (ACC).
Hace pocos días dejó su sillón al frente de la ACC en manos de Gustavo Ramos. "Estoy agradecido con toda la industria", dice, café de por medio, el hombre que se siente orgulloso de su último legado: "por primera vez en la vida del sector hay 1,7 millones de cilindros de 45 kilos rehabilitados, esto no sucedió ni en épocas de Gas del Estado".
La rehabilitación de los cilindros, "rechapeado" como se lo conoce en el gremio, es una verdadera política de Estado porque se implementó desde 2007 y desde entonces no se interrumpió, beneficiando, primero a los usuarios, luego fortaleciendo a la industria y dando trabajo constante a los talleres.
Gallegos es maestro mayor de obras y su ingreso a Gas del Estado fue para tener un mejor sueldo que en la municipalidad de Quilmes, como jefe de Obras Particulares. "Con los años ascendí a proyectista hasta que en 1975 me ofrecen ser Jefe de Gas Licuado. Acepté sin saber nada. Lo primero que hice fue armar equipos, y fue una época donde trabajamos a la par con la industria en sacar normas. Hubo una discusión franca, donde había una ida y vuelta. Incluso las reuniones, donde estaban técnicos y empresarios, las hacíamos en alguna provincia para abocarnos a las normas a tratar y no estar pendiente del día a día de la oficina. Esas normas salieron del consenso".
Luego de dos décadas en Gas del Estado, hace su traspaso hacia el sector privado. El vicepresidente de Argon, una de las principales fraccionadores de entonces, el contador Francisco Saiz, le pide que sea el representante en Buenos Aires y haga gestiones ante las petroleras y participe de la Cámara de Empresas de Gas Licuado (Cegla), que era muy intensa en reuniones y actividades en pro del sector.
"Al poco tiempo de ingresar a Argón también me ubico como secretario de la Cegla, lo cual compatibilice la gestión de la empresa con la actividad gremial empresaria. Y a partir de esa experiencia, con Rubén Marchione, de Multigas y presidente de la Cámara, formamos parte, como socios fundadores de la Asociación Iberoamericana de GLP (AIGLP), de la cual llegué a ser su primer secretario".
En la década del '90 llegan al mercado argentino las petroleras que comienzan a adquirir las principales empresas del sector. "En el caso de Argon pasa a manos de Total y yo quedo al manejo de las compras a petroleras y las relaciones institucionales con las entidades sindicales y el Gobierno. Otra etapa intensa, como lo fue en años anteriores".
Los plazos convencionales de la jubilación laboral, son implacables, pero para Gallego pareciera que no. Cuando todo parecía que se retiraba de la industria en 2002, la por entonces Total Gaz lo mantiene como asesor. A su vez, la la Cegla lo elige como representante en la recién creada ACC, con el cargo de Administrador, junto a Jorge Neagoe, en representación de la AF Gas. “Juntos logramos formar un gran equipos de colaboradoras que nos permitieron lograr el muy buen funcionamiento que tiene el organismo”, señala.
Gallegos tiene 85 años, y sesenta los vivió en la industria del gas, de los cuales cuarenta y seis pasó por distintas etapas y similares funciones en la industria del GLP. "Como ejecutivo de empresas o en las cámaras, siempre formé equipos que sirvieran a la mejora del sector", puntualiza orgulloso, "porque es la forma de dar continuidad a las ideas consensuadas". Y agrega como al pasar: "siempre trabajé con la puerta abierta de mí oficina, eso ayuda mucho".
En el porteño barrio de Villa Urquiza el sol se apaga temprano en invierno, y las luces se encienden solas. La charla va llegando a su fin, y él tiene que hacer unos trámites para Alicia, su esposa de toda la vida y madre de sus dos hijos. Desde sus casi 1,9 metro de altura y una sonrisa eterna, antes de irse, repite y afirma: "estoy agradecido a toda la industria".