El precio de la Garrafa en la Argentina: herencia, presente y futuro (evitando errores)

Miércoles, 9 de Septiembre de 2020

El precio actual quedará congelado hasta diciembre; análisis de la situación (incrementos de costos e inflación) y perspectivas del negocio.

Las buenas ventas de la temporada que está concluyendo no esconde la situación crítica por la que atraviesa el sector del fraccionado y envasado de GLP en la Argentina. La situación se da en la comercialización del butano, que se enmarca en el Programa Hogar con Garrafas, que aplica subsidios a los productores y a los consumidores, fijando los precios de venta y compra de producto a envasadores y distribuidores.

Los principales jugadores pretenden una mejora de precio de venta (que oscile cómo mínimo en un 30%) y que permita solventar los abultados incrementos que se dieron en los diferentes costos que permiten envasar y distribuir el producto. A continuación, el análisis.

El presente

En la actualidad el precio de venta del gas envasado (butano) en garrafas de 10 kilos tuvo la última suba o reconocimiento de nuevos costos hace catorce meses atrás. Desde entonces, el precio de venta al público en puerta de depósito, es de $349 pesos (u$s 4,6 dólares).

Si bien el precio de producto sacado desde las refinerías de las petroleras también está congelado, lo que se modificó fue el entorno de precios que hacen al costo de la industria y el servicio que se brinda. Los precios de insumos, giran en torno a precios dolarizados o simplemente acompañaron el ritmo inflacionario. Por ejemplo, en esos catorce meses la inflación fue del 67% y pasamos de un dólar de $38 a uno actual de $77.

Un ejemplo concreto dentro de los costos del envasado y la distribución, es el siguiente: el costo logístico aplicado a cada tonelada de butano movilizada se duplicó en el periodo de congelamiento. Pasó de $3.000 a $6.000 pesos en promedio, señaló un empresario con décadas en el rubro. Y hay que entender que el transporte es vital para mover el producto para luego envasarlo. No hay que olvidar que los puntos productivos están en la Patagonia y el mayor consumo se da en el centro y norte del país.

Lo que está sucediendo es que los costos extras al producto que se envasa, presionando las estructuras económicas de las empresas y que llevan a menores márgenes. Por ejemplo, las empresas que sólo  distribuyen, ligadas en las cámaras empresarias de Codigas y Cadigas, coinciden en que desde 2015 a la fecha sus márgenes fueron reconocidos en un 150%, mientras que los costos aumentaron en un 400%.

Herencia y futuro

El precio de la garrafa en el Programa Hogar acompañó desde 2016 a 2019 el ritmo inflacionario, en parte. La peor situación de esa ecuación se dio en 2019 cuando se produjo la devaluación más profunda del peso frente al dólar, y una inflación anual del 53%. Luego, a principio de año vino la pandemia del COVID y completó la situación crítica ya existente.

Lo que se pudo observar que el sector del fraccionado y distribución del GLP no tuvo la consideración que se merece un sector que llega al 40% de la población. Mientras que entre los años 16 y 19, el servicio de gas por red y la electricidad tuvieron aumentos de entre el 2.500 y el 3200%. Superó, por lejos, los índices de la devaluación y la inflación. El gas envasado el porcentaje sólo acompañó la inflación y también no se alejó de los incrementos salariales que recibieron los trabajadores.

Del total del aumento obtenido en el precio de venta del gas envasado, algo así como un 240%, la mayor porción de ese incremento fue a parar a las petroleras que obtuvieron un mejor precio de referencia para el butano que se envasa. Las fraccionadoras no productoras lograron porcentajes que le dan equilibrio, pero si perdieron márgenes los distribuidores, como ya se indicó.

Es obvio que la pandemia trastocó todos los esquemas. Y se entiende que el Gobierno Nacional, en una situación excepcional, pisó los aumentos tarifarios. Y en este marco es que el precio de $349 seguirá hasta fin de año.

Sin embargo está claro que se debe aprender de las situaciones o errores del pasado. En su momento al Programa Garrafa para Todos (2008 al 2014) se lo criticó porque tiró por el piso el precio de venta durante varios años, sustentado en subsidios. Luego el Programa Hogar corrigió esa distorsión en los distintos gobiernos que le tocaron administrarlo.

 

Lo que tiene por delante el gobierno nacional es administrar en el tiempo el incremento que requieren los actores de la cadena del GLP. Hoy el incremento va del 30 al 50% del precio de venta, según a quien se le pregunte. Hoy se puede pensar en recomponer en tramos, porque cuando el precio se distorsiona en mayor medida, luego los aumentos son más drásticos y difíciles de aceptación entre los usuarios.

 

Las cartas están echadas y la situación está a pocos pasos de mantener un equilibrio en un sector dinámico que nunca escapó a la inversión y al compromiso, como se vio desde el primer momento de la pandemia del COVID 19.